La espada, entre meretrices y poetas

El robo de la espada de Bolívar, como muchas de las acciones simpáticas del M-19, están repletas de anécdotas. Cuenta Yamel Riaño que el operativo estaba planeado junto a otra acción que quedó ensombrecida por la de la espada. Los dos operativos se planificaron para el mismo día y como no había suficientes armas hubo que hacer cola y esperar hasta que llegaran los compañeros de la primera acción para, con ese mismo precario armamento, salir corriendo a recuperar la espada. Raúlito contaba también que hubo un primer intento fallido pues al atravesar en la noche el Parque Nacional rumbo a la Quinta de Bolívar un compañero se
cayó en un hueco y se le disparó el arma. Por fortuna, salió ileso y lograron huir. Pero la acción se tuvo que aplazar. Y cuenta Argemiro que desde que fue sacada de la Quinta del Libertador, la espada de Bolívar dio muchas vueltas, anduvo en muchas casas y en las manos de gente ”importante”.